En la vida todo tiene un precio. Mejorar para cambiar las cosas, tiene un precio. Pero la pasividad de dejar las cosas como están, tiene un precio más elevado. Porque cuando la pasividad entra por la puerta grande de una empresa y se queda, por la puerta de atrás comienza a esfumarse el futuro de la misma.
Si alguna vez como clientes sufristeis la pasividad de una empresa sabéis de que os hablo. Para una empresa la excelencia supone un coste diario, pero es lo único que puede hacer para garantizarse el futuro. El precio de la pasividad, «dejar las cosas como están» estancarse y no innovar, es la antesala al cierre de todo negocio —otras empresas aprovecharán para mejorar y seguir afianzándose en el mercado.
Si imaginas un futuro diferente para tu empresa, no te quepa la menor duda de que existe, y llegarás a él a través de un cambio en el presente; por eso: Imagina. Inventa. Crece.